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La palabra mandala proviene del sánscrito y significa "círculo" o "consumación", aunque también puede traducirse como "centro sagrado" o "recipiente de lo esencial". Los mandalas se encuentran en todas las culturas y guardan estrecha relación con el hinduismo y el budismo ya que se usan en rituales y meditación.
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Los mandalas son esquemas o dibujos bidimensionales que representan el inconciente, Carl Jung los estudió y observó que contiene imágenes arquetípicas que se encuetran en el inconciente colectivo. Éstas imágenes simbolizan el cosmos o el Universo y fomentan la sacralización de todas las formas de vida.
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Colorear mandalas nos acerca a nosotros mismos, a nuestro centro y nos permite mejorar la concentración y meditar. Nos permite también conocernos y reorganizar nuestras percepciones, ya que equilibra la actividad de los dos hemisferios celebrales, integrandonos, volviéndonos uno.